Un cura suspende una boda porque la gente dio poca limosna
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Un cura de Granada suspendió una boda a medio celebrar porque los asistentes a la ceremonia religiosa dejaron poca limosna a la hora de pasar el cepillo. En vista de que la recaudación no llegó a los 6 euros, se retiró a la Sacristía y dejó a los novios en el altar, compuestos y sin casar, ya que no llegaron a firmar los papeles.
A pesar de las lágrimas de la novia, los ruegos del novio, y de que los presentes juntaran casi 50 euros para darle, el sacerdote se negó en redondo en seguir oficiando la misa que culminara con el Sacramento del Matrimonio, alegando que se le había faltado al respeto, y que si los invitados no iban a pensar en los demás, allí no había boda.
«Luego se dejarán un dineral en la corbata del novio y el liguero de la novia, pero para contribuir a los gastos de la iglesia, nada», argumentaba el sacerdote. «La verdad es que casi nadie traía suelto para echar en el cepillo, pero luego entendimos el cabreo del hombre y lo intentamos solucionar, pero no hubo manera», comentaba un primo del novio.