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Jennifer P.N., se tuvo que hacer un PCR por contacto directo con un enfermo de COVID-19. Al contrario de lo que esperaba, y de lo que experimenta el resto de los mortales, nuestra protagonista llegó al orgasmo mientras le hacían la prueba. Según expertos consultados, el palito del test encontró el punto G de la muchacha, más escondido de lo normal.
«He tenido varias parejas durante años, y nunca jamás alcancé el orgasmo, al menos con esta intensidad», nos comenta. «Ahora estoy todo el día pendiente de con quién he estado para, en cuanto tengo sospechas, pedir un PCR como Dios manda. Es que los bastoncillos de los oídos no me llegan», añade.
El personal sanitario del ambulatorio, por otro lado, está un poco cansado de la situación. «La tenemos aquí un día sí, un día no. Y ya no es el gasto en medios con ella, es que no se imagina la escandalera que forma cada vez que le meten el palito. Ya intentamos darle cita fuera del horario de pediatría».
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