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En la mañana de hoy ha tenido lugar un accidente cuyas causas son, cuanto menos, sorprendentes. Evaristo J.M., un sexagenario natural de Albarracín, impactó con otro vehículo a la salida de un camino rural. El turismo de Evaristo perdió el control y golpeó en el lateral el de otro vecino, afortunadamente sin consecuencias graves.
Cuando llegó una pareja de la Guardia Civil al lugar del suceso, comprobó que el testimonio de Evaristo, lejos de tratarse de una invención, era real. El hombre explicó que el día anterior su mecánico le había explicado que la correa de distribución de su vehículo estaba a punto de romperse. Evaristo se dirigió a la tasca de su localidad y allí unos amigos le comentaron que con un cinturón, eso sí, “de los buenos, de los que se compran en el Corte Inglés”, el coche podía seguir funcionando a la perfección. De este modo, Evaristo rebuscó entre sus armarios y encontró un cinturón que posteriormente acopló entre los dos piñones.
Visiblemente nervioso, el hombre explicó a los curiosos que se acercaban al lugar que lo único que le llamó la atención al implantar el invento fue que “lo que es perfecto, no, no encajaba perfecto, pero lo importante es que encajaba”.
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