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Las personas más raras en las salas de juego

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Si hay algo que atrae a personas de cualquier índole y edad, es el factor dinero. Es el bien más codiciado, la mayor parte de las veces por encima de la salud y el amor, con la consecuente creencia de que a golpe de talonario se puede conseguir todo lo demás. Así, no es de extrañar que en una sala de juegos se pueda encontrar desde un joven universitario hasta un octogenario jugándose su pensión, pasando por una pareja de luna de miel, empresarios de éxito, actores, futbolistas, cajeras del supermercado, y demás diversidades. Esto lleva de la mano que se den cita entre sus muros personas insólitas también, algunas que se hicieron famosas por sus éxitos, otras que se volvieron virales gracias a sus rarezas.

Hay casos que han despertado carcajadas sin que el nombre de los protagonistas trascienda, pero que son dignos de mención. De hecho, aquí hemos comentado el caso del ganador que no podía cobrar su premio por tener el DNI caducado (¡a cualquiera podía haberle pasado!) o aquel que se presentó con fichas falsas y que durante horas consiguió hacer una fortuna sin que nadie se diese cuenta de que no eran fichas auténticas (si bien este tipo tampoco consiguió salir con el dinero en los bolsillos).

Otro caso insólito es el de la mujer estadounidense que, a cambio de 10.000$, se tatuó el logo de un casino online en la frente para pagar los estudios de su hijo. Hace 12 años de esto, y el director del casino vaticinó que este tipo de marketing se haría viral. Sin embargo, no es que hayamos visto muchos casos como este. Ya en casinos presenciales, algunos croupiers no han podido resistirse a compartir experiencias como la de presenciar el espectáculo de un hombre que, mientras la ruleta giraba, se metía la mano en los pantalones para masturbarse porque decía que le traía suerte. Menos desagradable pero insólito no obstante, el del hombre que arrojaba sal a los ceniceros cuando el crupier hacía girar la ruleta, para ahuyentar a los malos espíritus.

Los cruceros con casino incluido también han difundido anécdotas como la mujer que, con tal de no apartarse de la tragaperras que la estaba haciéndose rica, decidió no alejarse hasta el WC y hacer sus necesidades a tan sólo dos metros de la máquina con que estaba jugando. El momento fue captado por las cámaras, el personal de seguridad tuvo que intervenir y la pareja sentimental de la mujer llegó incluso a cambiarse de habitación durante el resto de la travesía porque no quería compartir alojamiento con ella.

En otra ocasión, según compartía en un foro otro croupier, un jugador que había tenido suerte durante gran parte de la noche, hizo una jugada con la que lo perdería todo. Antes de que pudiesen intervenir, se metió todo el dinero en la boca para intentar tragarlo. Al final consiguieron que los escupiese, y los billetes fueron devueltos a la mesa de la ruleta (previo secado y planchado por el personal de limpieza) al tiempo que seguridad se llevaba al hombre.

Pasando a historias con nombre y apellidos, Edward O. Thorp. se hizo famoso como el hombre que dijo que venció a los casinos. He aquí una historia que se ha convertido en algo recurrente: un profesor de matemáticas que emplea un método basado en el cálculo de probabilidades para ganar en diferentes juegos de azar y estrategia. Si recientemente el español Martí Roca ha ganado las WSOP consiguiendo una importante suma de dinero y pasando de profesor de matemáticas a millonario, Thorp conseguiría lo mismo mucho antes, pero no en el poker, sino en el blackjack. Él inventó un método, lo probó y posteriormente publicó un libro llamado “Beat de dealer”, que convirtió en best-seller, del que aprendieron muchos.

Los españoles tenemos nuestra propia versión de Thorp: Gonzalo García Pelayo y su familia volvieron locos a los casinos españoles ganando a la ruleta con un método ideado por el cabeza de familia, y cuando ya les negaron la entrada a todos los casinos del país, siguieron haciendo dinero por el resto del mundo. En el año 2012, la biografía se llevó al mundo del celuloide bajo el nombre The Pelayos con un reparto que incluía a Lluís Homar, Blanca Suárez, Miguel Ángel Silvestre y Daniel Brühl, entre otros. La dirigía Eduard Cortés.

Tal vez menos conocido es el caso de Ashley Revell, aunque en su momento supuso una auténtica revolución mediática (de hecho pactó que su hazaña fuese captada en directo por las cámaras de Sky One). Hace ya casi 18 años este jugador experimentado se dirigió al Casino Plaza Hotel en Las Vegas con más de 135.000$ en fichas que había comprado vendiendo todas sus pertenencias (ropa incluida) para jugárselo a doble o nada en la ruleta. Apostó todo al rojo, y si ganaba, con los beneficios crearía un casino online. Así lo hizo: ganó  270.600$, y dejando los 600 dólares como propina al croupier, retiró su premio y emprendió su arriesgada idea.

Viajando atrás en el pasado, concretamente a 1873, encontramos a otro hombre que aplicó sus conocimientos profesionales en otra materia para sacar provecho de la ruleta: Joseph Hobson Jagger, ingeniero mecánico en una fábrica textil, descubrió que el desgaste en las ruletas era similar al de las ruedas de hilar lana y que, si se observaban meticulosamente, se podía comprobar que había números que tenían más probabilidades de detener la rueda por la fricción irregular de la misma. Apostar a estos le hizo ganar en cuatro días 300.000$, una verdadera fortuna para la época. Aplicó este método en varios casinos antes de retirarse.

 

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