Se equivoca en el Camino de Santiago y termina en el Rocío.
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El Camino de Santiago es un fenómeno que atrae a nuestro país a gente de todos los rincones del mundo. De la lejana Sri Lanka llegó nuestro protagonista, para intentar hacer el Camino Francés en solitario.
Y decimos que lo intentó porque su dificultad con el idioma, su incapacidad para orientarse, su falta de práctica leyendo mapas y la avería de un sistema GPS comprado en Aliexpress, dieron con sus huesos en la aldea del Rocío, más o menos en la otra punta del país. Nada más salir de Huesca, empezó a errar el rumbo, confundiendo el Noroeste con el Suroeste, atravesando la península de una punta a otra.
No sabemos si a la falta de pericia de nuestro peregrino se unieron las ganas de cachondeo de los autóctonos que se fue encontrando por el camino. La cosa es que terminó en el Rocío, y ahora no quiere moverse de allí. «He probado el finito, las gambas, el jamoncito… de aquí no me voy», nos ha declarado en la puerta de la Casa Hermandad del Rocío de Triana.